En un pequeño pueblo cerca del mar vivía Matheo, un niño curioso y aventurero. Un día, mientras paseaba por la playa, encontró un viejo mapa que mostraba la ubicación de un tesoro escondido en un barco abandonado.
Matheo decidió ir en busca del tesoro y pidió ayuda a su amigo Kiliancito, un valiente camioncito azul. Juntos se embarcaron en esta emocionante aventura.
Después de seguir el mapa durante mucho tiempo, finalmente encontraron el barco misterioso. Estaba lleno de colores y se balanceaba suavemente en el agua cristalina.
Mientras exploraban el barco, Kiliancito encontró una caja dorada. Pero, ¡sorpresa! No estaba llena de monedas de oro, sino de deliciosas fresas rojas y jugosas.
De repente, en el horizonte, apareció un arco iris brillante. Matheo y Kiliancito decidieron compartir las fresas mientras admiraban el hermoso espectáculo de colores en el cielo.
Al terminar las fresas, Matheo y Kiliancito limpiaron el barco y dejaron todo en orden antes de regresar a casa. Aprendieron la importancia de ser ordenados y organizados, para cuidar el medio ambiente y mantener todo en su lugar.
Desde ese día, Matheo y Kiliancito siempre fueron muy organizados, manteniendo su pueblo limpio y ordenado. Y así, vivieron muchas más aventuras juntos, cuidando siempre de su entorno y valorando la amistad.