Había una vez en un bosque encantado, un aguacate llamado Johanna, una manzana llamada Manuela y un arco iris muy especial. Johanna y Manuela eran grandes amigas, siempre jugaban juntas y se cuidaban mucho.
Un día, mientras Johanna y Manuela jugaban felices, encontraron algo brillante en el suelo. Era un arco iris hecho de pura magia. El arco iris les habló y les dijo que había perdido una parte de su brillo y que necesitaba su ayuda para encontrarla.
Así que, decididas a ayudar al arco iris, Johanna y Manuela se adentraron en el bosque en busca de esa parte perdida. Caminaron y caminaron hasta que llegaron a un lugar lleno de nieve, donde encontraron a un muñeco de nieve triste y solitario llamado Pedro.
Pedro les contó que había perdido su sonrisa y que sin ella se sentía muy triste. Johanna y Manuela decidieron ayudar también a Pedro a encontrar su sonrisa, porque sabían lo importante que era para él.
Juntos, exploraron cada rincón del bosque y finalmente encontraron la parte perdida del arco iris y la sonrisa de Pedro. El arco iris brilló de alegría y Pedro volvió a ser el muñeco de nieve más feliz del mundo.
Johanna, Manuela, el arco iris y Pedro se hicieron amigos inseparables. Desde ese día, cada vez que alguien en el bosque necesitaba ayuda, ellos estaban allí para ayudar, demostrando un gran respeto por la naturaleza y la importancia de cuidar y proteger a todos los seres vivos.
Y así, vivieron felices y compartieron su amor y respeto por la naturaleza con todos los que conocieron, recordando siempre que la magia de la amistad y la ayuda mutua pueden hacer del mundo un lugar mejor.